Después de haber dibujado una serie de garabatos sobre un cuaderno de apuntes, nació la comedia trágica de su nuevo personaje “Timoteo”, al que cariñosamente apodó “Timo”. Graduado de Arquitectura por la Universidad del Valle de México con un diplomado en Creatividad, ejerce la profesión como arquitecto durante 12 años y es hasta entonces cuando el artista mexicano decide consolidar su vocación e ingresa en Círculo de Arte y Escultura PIPPAL y más adelante a la universidad Iberoamericana, en ambos estudia Arte y Técnicas de Escultura.
Continúa su preparación con clases particulares en talleres independientes de modelado, vaciado de moldes y talla en madera para finalmente apuntalar su técnica de manera autodidacta.
Ha sido seleccionado para participar en prestigiadas bienales internacionales en España en el museo del MEAM y en Japón en Toyamura International Sculpture Biennale.
Actualmente exhibe su obra en exposiciones permanentes en destacadas galerías de la Ciudad de México, San Miguel de Allende, Puerto Vallarta, Baja California, Valle de Bravo y Acapulco. Forma parte de valiosas colecciones públicas y privadas en México, Canadá y Estados Unidos.
Durante miles de años, el hombre ha reproducido su propia imagen en forma bidimensional y tridimensional. Hasta el movimiento modernista del siglo XIX, la escultura en particular tendía a ser una reproducción casi exacta de la figura humana. Sin embargo, desde el periodo modernista del siglo XIX, la figura humana tomó un marco mas abstracto adoptando interpretaciones más conceptuales, dejando que artistas como Rodrigo de la Sierra abrazaran el arte sutil de la metáfora.
De la Sierra se refiere a Timo como el “hombre de todos”, un tipo de álter ego. Al estudiarlo más a fondo, uno se percata de que al comienzo este personaje se muestra con un aspecto aparentemente cómico y ligero, sin embargo uno pronto se da cuenta de que detrás de esta careta inicial, se interpretan asuntos de suma importancia y seriedad.

En sus momentos mas serios, el artista ha creado varias obras que tratan sobre la conciencia del hombre. Durante este periodo, el artista crea una serie de cinco huevos grandes hechos de resina translúcida, cada uno encierra a un Timo en diversas situaciones: desde su nacimiento hasta su muerte. Estos huevos se sostienen sobre un pedestal mientras un rayo de luz los ilumina desde la parte inferior e interior del huevo; esta obra es sorprendente y muy profunda.
Timo parece ejercer un efecto peculiar en los niños, ya que ellos se fijan más en la parte juguetona y simpática de las esculturas, mientras que los adultos, especialmente los coleccionistas, no sólo quedan literalmente cautivados por la figura icónica sino por el significado e interpretación detrás de cada una.
